8 ene 2012

BACHATA


La sala está llena, risas, gente hablando, otros bailando, se acaba esa bonita salsa, hay silencio, aunque sólo sean un par de segundos nos mantenemos a la espera, que sonará ahora, quizás un merengue, salsa cubana o tal vez una bachata.

La canción empieza a sonar, él se acerca a mí y con su mano pide cordialmente la mía, con una sonrisa en sus labios me acompaña hasta la pista, y empezamos a bailar.

Mis brazos rodeando su cuello, sus manos en mi cintura, su rodilla derecha entre mis piernas maneja mi cuerpo al compás de la bachata, sus dedos acarician los míos en cada giro, apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos, tan sólo siento la música y me dejo llevar por él. Estamos tan juntos que siento su calor, incluso como late su corazón, mi boca cerca de la suya,…

1234…5678, giro, parón, 1234…5678, onda, cintura, 1234…5678, giro y caída.

Durante cuatro minutos no importa su vida, ni la mía, no importan los problemas que tengamos, sólo importa que en ese momento nuestros cuerpos son uno, bailando al compás de esa canción.

Dicen que la noche saca el lado más oculto de las personas y yo digo que: “I love bachata porque la baile contigo”.