Siento tu presencia,
aunque se que no es verdad.
El eco de tu voz,
resuena en la oscuridad.
No hace mucho te dije adiós,
pero me parece una eternidad.
Intento olvidarte,
y veo que no tengo posibilidad.
Se que nunca te tuve,
se que ya no estás aquí,
pero mi corazón se acelera,
cada vez que pienso en tí.
Ya no te escucho llegar cada mañana,
cuando abro mi ventana ya no estás,
¿cómo echar de menos algo que nunca ocurrió?
Amiga, ese es el poder que tiene el corazón.
Te conocí, te hablé, te escuché, te esperé,
te amé, te odié, te extrañé,
pero eso sí,
nunca te olvidaré.
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Volver a escuchar tu voz no tiene precio.
Dedicado a todas esas personas
que han llegado a nuestro corazón,
y aunque no las veamos todos los días,
siempre las tenemos muy presentes.
4 comentarios:
Amén...
Sobran las palabras.
Sí, porque está clarísimo... ¡Y hasta ahí puedo leer! jajaj...
Como nos entendemos eh!,jeje!.
Definitivamente, me dio la vena melancólica, y como soy así de sentía, pues pasa lo que pasa.
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