28 nov 2008

UNA CARTA Y UN ABRAZO


Nunca me cansaré de repetir que los pequeños detalles suelen aportarnos más que los grandes, ya que los podemos encontrar cada día. Quizás a veces, no damos importancia a esa sonrisa, ese saludo,...


Hay días que necesitas olvidar, días que sueles recordar, y días que te marcan para siempre. Pues ayer fue un día muy especial para mí, quizás no me pasó nada del otro mundo, no hubo fútbol, ni vi una nueva peli de terror, ni siquiera me fui de fiesta con mi gente.


El día empezó ya con un plus extra, resulta que en la Escuela Hogar se celebraba el día de la Milagrosa, una fiesta que yo siempre recordaré con cariño, tras mis cuatro años como alumna del centro. Se hizo una barbacoa en el patio, y todos juntos comimos fuera, los crios estaban felices y contentos, se respiraba buen ambiente.


Tras la comida, llegó la hora de ir a al estudio con mis niños, uno de ellos logró emocionarme. Me había escrito una carta, llena de faltas, que me niego a modificar, diciéndome lo mucho que me quería y prometiéndome que se iba a portar bien a partir de ahora, viniendo de él para mi significó mucho, es muy cariñoso pero le cuesta expresar sus sentimientos.


El siguiente detalle del día vino por la noche, después de la ducha, mis chicos del cuarto se bajaron a estudiar, me reuní con mis compañeras para votar por el consejo escolar, y una de las chicas estaba leyendo su redacción, desde el primer día había hablado con esta chica, sabía que era muy lista, además de simpática, pero mentiría si dijera que esa forma de escribir no me impresionó.


Cuando acabó de leer, comentó que una profesora le había indicado que modificara algún aspecto del escrito, entonces le dije que no lo hiciera, que era suyo, y que estaba así bien, que algo que escribe uno, no debe ser cambiado por lo que digan los demás, porque ya no sería personal. Creo que es la primera vez que doy mi opinión delante de mis compañeras y de mi jefa, y también por primera vez me dieron la razón.


Después de votar y del recuento, me fui como cada noche a echarle una mano a mi chicos en el estudio de por la noche, mi sorpresa fue cuando esa chica llegó corriendo, muy contenta, me abrazó, me dio un beso y me dijo buenas noches. No era la primera vez que me abrazaba, pero esa reacción, agradeciendo mi apoyo, me llegó al corazón.


Detalles como estos, hacen que estudiar la carrera, luchar por las oposiciones, trabajar cada día, merezcan la pena. Se que no todo es de color de rosa, que hay días malos, y días buenos, pero lo que ayer no se compra con nada, sólo se vive y se siente. Estas cosas te aportan ganas de seguir adelante, de luchar por tus sueños, y de cada día querer más a estos chicos y chicas.


Dedicado a todas esas personas que alguna vez nos han arrancado una sonrisa o tal vez una lágrima, gracias a esos pequeños detalles.

2 comentarios:

Lourdes dijo...

Ay, Seño... Se nota que estás haciendo bien tu trabajo, eh?
Eso suele pasar cuando sientes pasión por lo que haces.
Y más aún, cuando hay días que te tocan el alma
de una manera o de otra.

Besos, Nidia. :)

Nidia Magna dijo...

Pues si my friend, intendo hacerlo lo mejor que puedo y sí, no puedo negar que me apasiona estar con los chicos/as y ayudarles en lo que pueda, me recuerdan tanto a mi hace sólo tres años.

Muchos besos!!